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3 Pasos para disfrutar el trabajo



Cuando hablamos de trabajo tenemos diversas reacciones. Están las personas que aman su trabajo y podrían vivir en él. Están los que lo usan solo para cubrir una necesidad económica, los que aman a los amigos que consiguieron en él, los que aprovechan al máximo su aprendizaje continuo y los que lo odian. Sea cual sea tu situación, lo cierto es que pasamos (con suerte) alrededor de 45 horas a la semana en él (aproximadamente 40% de nuestro tiempo despiertos) – considerando a los que trabajan en oficina, porque, claro, están los emprendedores que manejan otros tiempos.


Entonces, teniendo en cuenta esta gran cantidad de horas lo ideal sería que sean momentos de felicidad y en los que te sientas bien (al menos, la mayor parte del tiempo). Sin embargo, esto no siempre sucede así. Hay algunos factores que hacen que nuestro día a día pueda llegar a ser un poco desastroso como: tener un mal jefe, estar en un ambiente cargado, trabajar en retos no motivadores, mal sueldo o poco reconocimiento.


Muchas veces le terminamos “echando la culpa” a estos factores sobre el porqué de nuestro malestar: “Mi trabajo es horrible, no soporto a mi jefe” o “ya me aburrí, y no me dan nada más para hacer”. Pero, lo que no solemos considerar es que EL PODER ESTÁ EN NOSOTROS. ¿Cómo es eso posible? Bueno, nosotros somos los principales creadores de nuestra realidad. Y para hacerlo, te dejo estos simples pasos:


1. Identifica el problema. ¿Cuál es tu realidad actual?


Por ejemplo, tal vez tu jefe es una persona un poco “especial” y suele pedirte las cosas mediante maltratos. Sin embargo, al analizar el problema te das cuenta que tu “odio” hacia tu jefe no iba en torno a toda su gestión, sino solo a sus formas de comunicarse. Es decir, su DEBILIDAD era la de la comunicación, pero tenía otras FORTALEZAS como la de reconocerte, o buscar tu desarrollo. En este punto puede que hayas sincerado mejor tu molestia y hayas entendido específicamente cuál es el problema. Cuando este es más específico es más fácil solucionarlo.


2. Identifica tus necesidades: ¿Cuál es tu realidad deseada?


¿Qué es lo que esperas de tu jefe? Siguiendo el ejemplo, puede que tu deseo sea que tu jefe te trate mejor al pedirte las cosas. Y en su caso puntual y ESPECÍFICO, puede que haya sido el de modular el volumen de su voz al hablarte. Piensa, ¿cómo te haría sentir esa realidad deseada? ¿Qué pasaría si tu jefe comenzara a tratarte mejor? Motívate con esa imagen mental para pasar al siguiente punto, el plan de acción.


3. Plan de acción: ¿Qué está en tu control?


Recordemos: EL PODER ESTÁ EN NOSOTROS. Puede que desearas que tu jefe dejara de ser como es y que se diera cuenta solo. Pero, tal vez él/ella no sepa qué es lo que te fastidia, entonces estarías entrando en el terreno peligroso de las asunciones, que es asumir los motivos del otro o el por qué hace o no hace algo. Entonces, ¿Qué puedes hacer tú? Tal vez has notado que cuando se le toca un tema familiar se relaja. Entonces, ¡Utiliza ese recurso! Tal vez de esa forma él pueda llevar mejor lo que le vas a contar. Otro punto que estaría en tu control sería el de darle feedback, de esta manera nada queda asumido, sino que puede entender cuál es tu preocupación sobre sus formas. Y, aun así existan formas más extremas de su lado como la de no cambiar a pesar del feedback, tal vez lo que estaría en tu control ahora sería hablar con el área de recursos humanos o en el peor de los casos buscar otro trabajo. Recuerda que tú eres el principal creador de tu realidad.


Ahora, ¿cómo usarías estos 3 pasos para pasarla mejor en los demás aspectos?

¡Te invito a hacer el ejercicio y a utilizar tu creatividad!



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