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Deontología y Ética en el acompañamiento a personas: la coherencia entre el saber y hacer



En Chile, la acreditación de los programas de formación en psicoterapia están a cargo de la Comisión Nacional de Acreditación de Psicólogos Clínicos (CONAPC), organismo que se rige por el Código de Ética del Colegio de Psicólogos de Chile. Sin embargo, la Comisión de Ética del Colegio de Psicólogos de Chile tiene jurisdicción solo sobre psicólogos asociados o aquellos voluntariamente la acepten (Winkler y col. 2007). En Perú, igualmente, contamos con nuestro código de ética del Colegio de Psicólogos.


Mencionemos a Franca Tarragó (1996) que clasifica los modelos o "ideologías psicológicas" en función de las metas terapéuticas (modelo de la promoción de la autonomía, de la armonía, de la perfección de la naturaleza humana), y Clarkson (2000a) que distingue diferentes tipos de relación terapéutica (alianza de trabajo, relación transferencial-contratransferencial, vínculo reparativo o correctivo, relación de persona a persona y relación transpersonal).


Como señala Conill y Arenas-Dolz (2010), la vida moral no puede centralizarse ni exportarse de otras áreas pues existen distintas formas de moral según las distintas vocaciones, profesiones y diversas formas de ética profesional. Son los mismos profesionales en su propio contexto quienes deben precisar sus reglas morales y autorregularse de acuerdo a las características de su profesión.





Cuando se emprende un proceso de aculturación ético-profesional, paralelamente se va desarrollando una identidad profesional (Anderson y Handelsman, 2010). En la medida que nos “aculturamos” nuestras nociones morales pre-existentes se van enriqueciendo, redefiniendo e integrando con aquellas provenientes de la cultura de la psicoterapia. Se distingue así dos dimensiones en el proceso de aculturación: la mantención de lo propio que se trae a la nueva cultura, y la participación en la nueva cultura que nos lleva a identificarnos con sus valores y tradiciones. A partir de estas dos dimensiones (mantención de la cultura ética personal de origen y participación en la cultura ética de la psicoterapia), Anderson y Handelsman (2010) describen cuatro estrategias de aculturación: la integración donde se mantiene el propio sentido moral y se adoptan elementos de la nueva cultura; la asimilación de la nueva cultura dejando al margen las nociones personales pre-existentes; la separación de la cultura por cuanto se escoge mantener el sentido moral personal sin identificarse con la cultura profesional, y la marginalización en donde se actuaría más por conveniencia que por convicción ya que ni el sentido moral propio ni la identificación con la cultura profesional guiarían la acción. Concluyendo los Principios y valores éticos tanto profesionales como personales deben aspirar el respeto la dignidad y el bien común, evitando toda forma de daño o lesión a las personas, recuerda una frase mal dicha o entendida es dañina.



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