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El papel de la confianza en un proceso de coaching


“Confianza”… qué palabra tan potente y fundamental. Es la base para consolidar buenas relaciones humanas y contribuye de manera clave para que un proceso de coaching sea efectivo. Es un elemento que no solo debe generarse, sino mantenerse durante todo el tiempo como una maestría que todo coach debe desplegar y proyectar en sus sesiones.

Dado que es un tema amplio, lo limitaré a mi propia experiencia ejerciendo el coaching desde el año 2011, partiendo de formular dos preguntas (que espero resolver en esta disertación): ¿Cuáles son los pilares de la confianza? y ¿cómo facilitar la confianza en un proceso de coaching?


Frente al primer interrogante, para mí existen cuatro pilares de la confianza. El primero es la honestidad, que está muy conectada con ser auténtico, pues en la medida que lo sea, mis coachees o clientes sabrán qué pueden y qué no pueden esperar de mí. A la vez, servirá de espejo para que el cliente también se abra y se sincere en cada sesión. El segundo, es la competencia, es decir, la capacidad de saber y poner en práctica en la vida real ese conocimiento, sirviendo de ejemplo para acompañar a otro. El tercero es el compromiso, que está asociado al cumplimiento de mis promesas, las cuales requieren disciplina y consistencia en mis actos. Por último, el cuarto es la responsabilidad, donde me hago cargo de mi propia vida y de las decisiones que tome, asumiendo con dignidad y tranquilidad las consecuencias de mis actos, sin tener que culpar a nadie ni a nada por lo que me suceda. Todos estos elementos de la confianza sirven de espejo para que el cliente trabaje lo que le corresponda en su propia vida de una forma más efectiva.





En cuanto a la segunda pregunta, la confianza se empieza a co-construir desde la sesión inicial de encuadre, generando una conversación al mismo nivel; es decir, entre seres humanos, con sus luces y sombras, mostrándome tal cual como soy. Una vez se ha generado la empatía y el rapport correspondientes, se enmarca el proceso con un acuerdo de confidencialidad, con el que el cliente puede sentirse en un espacio blindado, sin juicio alguno. Debe saber que todo lo que suceda en la sesión, se quedará ahí, a no ser que el coachee autorice expresamente difundir una información puntual de lo ocurrido durante el proceso. O en el caso donde el cliente quiera hacer daño a otro o así mismo, ahí se romperá el acuerdo.


Un gran reto como coaches es detectar cuándo el coachee está diciendo la verdad o simplemente está diciendo lo que como coaches queremos escuchar. Para ello, es vital apoyarse en la intuición y hacerle caso. Esta se puede entrenar escuchando más allá de las palabras, preguntándose para qué me cuenta lo que me dice, y sabiendo calibrar al cliente, leyendo su lenguaje corporal, emociones, tono de voz y velocidad al hablar.



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